El “niño de la montaña” y su conexión con el Abominable Hombre de las Nieves
Se le conoce como “niño de la montaña”, según Kenji Murayama, y existen múltiples leyendas acerca de esta criatura, que guarda cierta similitud con el Abominable Hombre de las Nieves. Su representación gráfica, sin embargo, se asemeja más a un cíclope europeo.
Estas diminutas criaturas se asemejan a niños de diez años. Tienen largos cabellos marrones y una fina capa de vello claro que cubre sus cuerpos, pero su rasgo más distintivo es el único ojo que poseen en la frente. Son maestros en el arte de la imitación, siendo capaces de reproducir sonidos como la caída de rocas, el viento, la dinamita, herramientas e incluso pueden aprender el lenguaje humano y entonar canciones.
Las travesuras y habilidades de los Yamawarawa
En algunas áreas, se cuenta que el yamawarawa ofrece ayuda a los leñadores transportando troncos pesados a cambio de bolas de arroz o pescado, pero si no recibe lo que desea, se enoja. También se dice que posee un talento excepcional para el canto y que ingresa sin permiso a las tinas de baño en las viviendas.
Al igual que los kappa, los yamawaro sienten aversión por los caballos y las vacas, e intentan atacarlos cuando los encuentran. Son apasionados del sumo y superan a los humanos en esta disciplina. También disfrutan colarse en las casas para tomar siestas y bañarse, dejando las bañeras llenas de pelo y suciedad.
La conexión entre los Yamawarawa y los kappa
En Kumamoto, se cree que los yamawaro y los kappa (o garappa) son en realidad el mismo yōkai que adopta formas diferentes. Durante los meses fríos, estas criaturas viven en las montañas como yamawarawa, mientras que en los meses cálidos habitan en lagos y ríos como kappa o garappa. Cada año, con la llegada del equinoccio, todos los kappa del país se transforman en yamawaro y migran en masa desde los ríos hacia las montañas.
Durante su migración, si los yamawaro se encuentran con casas, podrían causar daños como agujeros o roturas al ver su camino bloqueado. Por esta razón, los aldeanos solían dejar las puertas abiertas para que pudieran pasar sin obstáculos. Aquellos que presencien la migración de los yamawaro en primavera podrían verse afectados por enfermedades mortales.
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