Rob Savage ha dejado claro en dos ocasiones que tiene la capacidad de apuntar más alto que “The Boogeyman”, una película de terror que no logra generar emociones y que desafía las convenciones al intentar hacer que el terror PG-13 sea aterrador. Sus proyectos anteriores, como “Host”, que trata sobre una sesión de espiritismo a través de Zoom, y “Dashcam”, que muestra el descenso al infierno transmitido en vivo por un antivacunas rapeando, se destacaron por su innovación y provocación. Estas películas son tan actuales como una señal WiFi y han contribuido al avance del género de terror. Sin embargo, “The Boogeyman”, que se espera que sea la película de terror del mes de junio, carece de ritmo y personalidad, convirtiéndose en el equivalente del género de terror a una estrella de la música que, en su proyecto más grande hasta ahora, lanza un álbum navideño para complacer a sus fanáticos.
Siendo justos, la fuente de inspiración no es la mejor. El relato original de “The Boogeyman” proviene de “The Mind of Stephen King”, como se jacta el póster de la película. En ese relato, la criatura mítica se presenta como una encarnación amplia de miedo y paranoia, transmitida a través de una conversación entre dos personas y coronada con un giro cursi. En esta adaptación realizada por los guionistas Scott Beck, Bryan Woods y Mark Heyman, responsables de “A Quiet Place”, el significado del monstruo nocturno amante de la oscuridad, que acecha a los niños y golpea puertas, se expande aún más para abarcar el tema de la pérdida.
El Boogeyman penetra en el hogar vacío y siniestro de los Harpers en forma de Lester, el personaje del relato original, interpretado aquí de manera enigmática por David Dastmalchian. El papel de Lester también se convierte en una especie de resumen del desarrollo de personajes, al compartir una historia espeluznante sobre la muerte de sus propios hijos y un monstruo poderoso. Luego, se oculta y se cuelga en el armario de arte de la madre fallecida, dejando al monstruo en la casa de los Harpers.
El suicidio de Lester se suma a la lista de tragedias en la vida de la familia Harper, y al igual que la pérdida de la esposa de Will y madre de las niñas, es un tema del que realmente no quieren hablar. Tanto Sadie como Sawyer quedan sumidas en la oscuridad de diferentes maneras. Sadie es una joven vulnerable y solitaria que utiliza uno de los vestidos de su madre para ir a la escuela, solo para ser objeto de burla por parte de un matón. Sawyer, por otro lado, es tan tímida que duerme con una gran bola de luz. Ambas solo desean encontrar un poco de paz interior, pero sus deseos se ven interrumpidos por ruidos aterradores durante la noche y puertas de armarios que se abren y cierran de golpe.
A lo largo de esta historia contemporánea, el enfoque de Savage en lo tecnológico es extrañamente descuidado. A pesar de que se menciona que el Boogeyman teme a la luz, el guion ignora en gran medida la utilidad de una linterna de teléfono celular para frustrar a la criatura y no explota esta idea para crear un guion más ingenioso. Esta omisión se vuelve evidente a medida que el terror que el monstruo inspira va perdiendo su poder sobre nosotros a medida que avanza la película. Usando el lenguaje de Stephen King, ¿no es Pennywise de “It” mucho más aterrador como un payaso en la distancia que como una araña gigante de cerca? “The Boogeyman” de Savage es una historia anticuada sobre el miedo que necesita una actualización.