Grandes empresas españolas han limitado o prohibido el uso del ChatGPT, un chatbot de inteligencia artificial desarrollado por OpenAI. Telefónica restringe su uso a cuentas controladas internamente y el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) ha prohibido su uso generalizado, aunque permite solicitar autorización para casos específicos. Redeia ha bloqueado la versión pública del ChatGPT debido a posibles riesgos de seguridad en la protección de información, lo cual es especialmente relevante para una compañía que gestiona infraestructuras estratégicas.
Otras empresas importantes como Naturgy y Enagás, del sector eléctrico y gasístico, han enviado recomendaciones a sus empleados sobre el uso de herramientas de inteligencia artificial. Repsol y Mapfre, empresas energéticas y de seguros respectivamente, están desarrollando protocolos para garantizar el uso seguro y ético de la inteligencia artificial.
Estas empresas expresan su preocupación por la alta probabilidad de que la información generada por la IA contenga sesgos o sea incorrecta. También alertan sobre el peligro de introducir datos personales y corporativos, ya que existe el riesgo de filtraciones. Aunque esperan una regulación gubernamental que establezca parámetros para la IA generativa, están explorando las posibilidades que esta tecnología puede ofrecer a sus procesos de negocio.
En el ámbito nacional, España se destaca al ser el primer país en establecer una agencia dedicada a supervisar la inteligencia artificial. Además, el gobierno español está preparando un proyecto piloto para que las empresas puedan probar el futuro reglamento europeo y anticipar posibles obstáculos para la innovación.